Como se generan los rayos X
Los experimentos de
cristalografía de rayos X se pueden realizar, o bien con un tubo de rayos X o
usando la radiación sincrotrón emitida por aceleradores de partículas. En los
tubos de rayos X, se aplica un voltaje para acelerar un haz de electrones
producidos por calentamiento de un filamento de wolframio (el cátodo). Los
electrones acelerados colisionan contra un material metálico (el ánodo) y
durante la consiguiente desaceleración emiten radiación de Bremsstrahlung de espectro
continuo, es decir, compuesta de múltiples longitudes de onda. El ánodo absorbe
parte de los rayos X emitidos por los electrones y emite a su vez rayos X de
las longitudes de onda características del metal.
Los rayos X son
difractados por los electrones que rodean los átomos por ser su longitud de
onda del mismo orden de magnitud que el radio atómico. El haz de rayos X
emergente tras esta interacción contiene información sobre la posición y tipo
de átomos encontrados en su camino. Los cristales, gracias a su estructura
periódica, dispersan elásticamente los haces de rayos X en ciertas direcciones
y los amplifican por interferencia constructiva, originando un patrón de
difracción. La difracción en una dirección dada se debe esencialmente a la
relación entre las fases de todas las ondas reflejadas por cada celda unidad
del cristal en esa dirección.
Los rayos que han atravesado distintos puntos del
cristal siguen caminos ópticos de diferente longitud y esta diferencia da lugar
a un cambio en la amplitud de la onda resultante; cuando la diferencia de fase
es de 180 grados, las ondas se anulan entre sí. Por el contrario, cuando las
ondas están en fase, la amplitud de la onda final es la suma de las amplitudes
para cada onda. Puesto que un cristal está compuesto de un gran número celdas
unidad, la interferencia constructiva entre todas ellas resulta en un haz lo
suficientemente intenso para poder ser medido con un detector de rayos X.
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